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Mostrando las entradas de enero 12, 2016

Poesías Leonlandesas 5

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Iniciación Él llama a su puerta Ella lo ha convocado Él da un golpe tenue Breve sonido apagado Ella le permite pasar Él espera asustado Él ha asistido a la cita Sin saber si él es su amado Ella lo observa en silencio Y lo conduce cegado Él se despoja de sus ropas, Sus metales, sus trofeos, De lo que afuera ha logrado, Y por lo que siempre ha bregado ¡Cuánto por este amor esquivo Que finalmente ha encontrado! El descubre su pecho, Su rodilla, su pie y su brazo Ella lo envuelve en un velo De misterios de siglos Y de aroma sagrado Él ha abandonado todo Para estar a su lado Ella le cubre los ojos Y lo conduce temblando Hasta un lugar apartado Ella le ha abierto su puerta Su lugar más resguardado Él ingresa a sus entrañas Sin conocer con certeza Dónde se encuentra albergado Ella le ha puesto un lazo A su cuello anudado Él se mira y la mira Y aclara la humedad De sus ojos empañados     Él puede entrever las joyas Con las que Ella El osc

Poesías Leonlandesas 4

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¡Oh, mein Kaiser! ¡Oh, mein Kaiser, que dominas mis colinas! ¡Oh tú, que observas mis lagunas, mis pastizales tiernos, mis salinas! Yo te admiro. ¿Será tu armadura broncínea que refulge al sol del mediodía? ¿Será tu gallarda línea? ¿De quién heredaste el bravío mar y la tormenta marina? ¿Quién te ha dado la miel y el panal, la imponente figura, la osadía? ¿Te dirán acaso los astros que cabalgues sin frenos, que el corcel se desboque, que encuentres la cima? ¡Oh, mein Kaiser, que dominas mis tierras, mis bosques, mis cavernas, la rosa ha florecido y a su tallo le he quitado cada espina! ¡Oh, tú, que dominas las artes del mercurio esencial, de la sal y el azufre! Tú, que conoces mi sagrado estigma, a ti, te dedico estos versos y cada poesía! Violeta Paula Cappella Logbook Arrimada a tu puerto Concedido deseo Encalla mi beso Naufragio sereno Hundida en tus mares Fondea la proa El ancla y

Poesías leonlandesas 3

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La Condenada y el Verdugo Permítame, Señor, Déjeme sólo un instante Quiero guardar su estampa En la hondura desta daga Escapando al momento De la horca que me espanta Las sombras de oscuros males Me atraviesan la palabra Escarchan todos mis gritos Y herrumbran mi esperanza Permítame, pues, Déjeme ascender luego hasta las alturas blandas porque desde allí le veo con su sombrero de copa, su bastón y su capa larga Los cuervos que graznan lejos Me presagian que la barca Atará su soga a mi cuello Y yo, yo seré el ancla. Violeta Paula Cappella Al Niño dormido ¿Dónde está el pequeñito recién nacido? ¿Dónde se ha escondido, Jesús dormido? ¿Quién te anda buscando por ser ungido? Niño de ojos de nácar, bienaventurado hijo ¿Qué será de su nido, su manto y cuna? ¿Quién seguirá sus pasos, sino la luna? ¿Quién le dio oro y perlas, incienso y mirra? Son los sabios de Oriente, tres eremitas. Haz silencio y re

Poesías Leonlandesas 2

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El amor y el peregrino Enciéndese el faro, La noche serena Las huellas de arena Y el agua del mar La cima del mundo El más bello astro [1] Destella y palpita En todo lugar Los rompientes suaves Los médanos quietos El cáliz y el vino, La sed a saciar. El oleaje fresco La tormenta cerca El rayo que irrumpe Y hace temblar Dos gotas doradas El piélago duerme Y el cayado enclava El justo lugar El romero sueña Un sueño de misa De mirra e incienso, de luz y de altar Descansan las ostras [2] Los peces voraces [3] Y calla el madero El secreto a dar Zaherida el alma Observa las rocas Peñascos dolientes [4] Que gritan piedad Guijarros que cuentan Lejanas pasiones A la Finisterre Él viene a orar El amado sabe Que su amada espera Que le lleve un poco, Un poco de sal. La leyenda dice Que él se hizo pez [5] Y ella una perla Que tragó la mar. Violeta Paula Cappella

Poesías Leonlandesas 1

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El pequeño ajedrecista Sueña el niño dormido con una partida Y en su manito aprieta una torre comida Si papá es el Rey, si mamá la Dama Si su apertura es Ruy López o la italiana Peón a e4, saltito de rana Y un caballo blanco irá a su cama Corre el alfil presuroso a ocupar b5 Gira el caballo negro dando un solo brinco Camina tranquilo un peón negrito La Dama se esconde con un solo pasito Aquí un enroque largo, allá uno cortito La torre traviesa se come un peoncito Nana del tablero, nana ajedrezada Un ángel el obsequia una Dama alada Violeta Paula Cappella DETRAS DEL PASAPORTE Tras cada fachada Tras cada cortina Tras sus ojos tristes Está la Argentina Ante cada paso Ante cada esquina Ante sus ventanas Está la Argentina En cada silencio En cada rutina En sus trenzas largas Está la Argentina Bajo cada cielo Bajo cada encina Bajo su mirada Está la Argentina Sobre cada plato Sobre cada ruina Sobre sus espaldas