Poesías leonlandesas 3
La Condenada y el Verdugo
Permítame, Señor,
Déjeme sólo un instante
Quiero guardar su estampa
En la hondura desta daga
Escapando al momento
De la horca que me espanta
Las sombras de oscuros males
Me atraviesan la palabra
Escarchan todos mis gritos
Y herrumbran mi esperanza
Permítame, pues,
Déjeme ascender luego
hasta las alturas blandas
porque desde allí le veo
con su sombrero de copa,
su bastón y su capa larga
Los cuervos que graznan lejos
Me presagian que la barca
Atará su soga a mi cuello
Y yo, yo seré el ancla.
Violeta Paula Cappella
Al
Niño dormido
¿Dónde está el
pequeñito recién nacido?
¿Dónde se ha
escondido, Jesús dormido?
¿Quién te anda
buscando por ser ungido?
Niño de ojos de
nácar, bienaventurado hijo
¿Qué será de su
nido, su manto y cuna?
¿Quién seguirá
sus pasos, sino la luna?
¿Quién le dio
oro y perlas, incienso y mirra?
Son los sabios
de Oriente, tres eremitas.
Haz silencio y
reza, lo andan buscando
Es Herodes
mismo y el mal mundano
¿Qué será de mi
niño, la cruz y el llanto?
Donde hay agua
bendita, no entra Tántalo
Ay, del niño
que alumbra con su sola presencia
Milagro, cayado
y sandalias son toda su ciencia
Violeta Paula
Cappella
Morgendämmerung
Graues Lied der Morgendämmerung
Ich hab dich gehört
Da
kommst du zu mir und wohnst in mir
So groß sind die Kräfte der letzten Sterne
So schwach noch die Strahlen der fernen Seele
Graues
Gedicht der Morgenröte
Wie
hübsch sind deine Verse
Wie
sanft deine Hände
Du
sprichst mich an und ich gehöre zu dir
Immer
wenn die frühersten Stunden
vom Munde der Welt des Schattens erwacht,
atme ich ein Teil deines riesigen Lebens
Graue, grausame, süße Gottheit,
Die gibt und nimmt, die jammert und singt,
ich höre dich jedesmal, wenn ich aufstehe.
Da kommst du zu mir und wohnst in mir
Dann bin ich ein Stück deines Herzens
Ich geb dir Poesie und du,
du gibst mir ewiges Wesen.
Violeta Paula Cappella
A la burla y el sarcasmo
Ponzoña que se engarza en cada espina
Veneno que corroe las entrañas
Aves negras que en el cerebro habitan
De las mentes más procaces y altivas
Abyectas pasiones que se expelen
Cual escupitajos de la serpe mal nacida
Se placen lisonjeándose en el fango
Junto a serviles alimañas huidizas
Destiérrense males y avaricias
Que de ellos provienen los agravios,
Las pendencias y el mental estupro
Váyanse pues de donde vinieron
A morir en el averno mismo
Y allí perezcan, soberbias asesinas.
Violeta Paula Cappella
A quienes ya no están,
a quienes se fueron antes de tiempo,
a quienes por la persecución ideológica sufrieron las
inquisiciones, genocidios, dictaduras, tiranías,
a quienes les arrebataron la vida por unos miserables pesos,
a quienes decidieron irse por propia voluntad,
a quienes se apresuraron apretando el acelerador y llegaron
al cielo,
a quienes la justicia les dio vuelta la cara,
a quienes el hambre los devoró a sí mismos,
a quienes jamás pudieron ver la luz del día,
a quienes en los años de sabiduría cumplieron su meta y
partieron,
a quienes sorbieron la vida de un trago o se la fumaron de
cualquier manera,
a quienes se inyectaron ilusiones y se les fue la mano,
a quienes las fieras los usaron de comida,
a quienes los placeres y la vanidad les abrieron la puerta a
la sobriedad de una tumba fría,
a quienes las llamas los convirtieron en cenizas,
a quienes no quisieron seguir luchando contra sí mismos,
a quienes dieron todo por un ideal, por la patria, por la
libertad,
a quienes las religiones los llevaron a la hoguera,
a quienes el amor les fue hostil y optaron por convertirse
en flor de cementerio,
a quienes salvaron una vida entregando la propia,
a quienes arremetieron contra dinosaurios, tanques y misiles
armados con el fuego de la palabra y la filantropía,
a quienes la medicina, la magia y la homeopatía no les
sirvió de nada,
a quienes ya no están porque en el momento menos pensado se
fueron, irremediablemente se fueron…
A todos ellos los guardo en mi corazón y los respeto.
Violeta Paula Cappella
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