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Mostrando las entradas de abril, 2018

Basta.

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Por: The Intelektor Kat Del sillón gozar tranquilo del atardecer casi dormido de las penumbras frescas y del aroma a estío. Sin whatsapp, sin celular no a esa clase de ruidos no la la informática, sin auto, sin taxi, sin triciclo. Del sillón gozar tranquilo. 

Rendez-vous 1.950

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Por: Frida Ágata Saint-Martin de Fox Talbot (Oma Frida) Inquieta mi mente te busca silente persisten mis ojos entre la gente. Allá, es él; no, es un simple cliente. Y te espero en la puerta de la favorita radiante, feliz y bonita. Son las siete y media, es aún temprano. Allá, es él, por fín ha llegado. En dulce beso nos saludamos y de la mano por el empedrado, juntos paseamos. 

Desigualdades

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Por: Felicitas T. Cappella Siento que el cansancio del padecer de la humanidad carga es sobre los hombros e interrumpe toda libertad. Siento que el peso de las almas sufrientes, hartas de estar acá piden y añoran amor, justicia y paz. Siento que la vida entera recostada con pena está y tras el mundo, el calor del sol se va.

Amsterdam

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Por: Otto Fox Talbot Té con leche muy caliente en tazas de porcelana fina de frágil color casi transparente. Negra África preciosa suda diamantes silentes, gráciles diademas y  pendientes. Mujeres con descaro  se ofrecen rojizas la droga, ilusionista blanca las adormece. Tranquila escurre el agua por canales bajo los puentes bajan las calles y sube las avenidas. Goedemorgen, goedemiddag, goedenavond, goedenacht tot ziens, tot straks, hartelejk dank!

Diosa

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Por hombres y mujeres has sido idolatrada, Palas Atenea, mujer sacra, hija de Zeus, Diosa invocada que respondías a tus fieles  como hoy lo hacen las santas. Has auxiliado al noble Odiseo en cada encrucijada. Descansa tranquila, oh, bella Atenea, ya nadie implora tu mirada, pues por moda religiosa hoy eres diosa desocupada. Violeta Paula Cappella

Un álamo

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De pie a la sombra de un álamo, vi pasar la vida misma. Me detuve allá lejos en su follaje, entre luces del sol que se escurrían. Fue entonces cuando supe, que las aves cantan cuando lo necesitan y que los árboles murmuran sólo cuando el viento los incita. Si la Naturaleza es una sinfonía, si un árbol en su silencio puede hablar palabras de sabiduría, por qué nosotros, seres humanos, transportamos el ruido de nuestras mentes, emociones y en consecuencias, palabras, todo el día. Y si la palabra no basta, para eso están las bocinas, los altoparlantes, los gritos, las guerras y la televisión prendida. Sentí respeto, el más profundo respeto por todo lo que veía, pues era sólo silencio y mi mente a él se asía. Y en este vacío de nombres, abrióse de par en par la puerta a la lozanía, que no era más que el brillo del sol que a través de las hojas me permitió ver una porción del cielo que desconocía. No vi ángeles, ni devas, ni dioses, no comí o bebí ninguna ambrosía; só

A los héroes de Malvinas

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Se acercó la muerte y susurró a su oído Entre balas y gritos: Ven conmigo. Y cerrando sus ojos, le dio un crucifijo, un lecho de tierra, un manto de nieve y otro de musgo mullido Bajando la cuesta apagó su latido y la Muerte en sus manos posó un cirio encendido. Se arrodilló y oró un país compungido y apretó el rosario contra el pecho herido. Serena la Muerte hizo de sangre los ríos, arrió la bandera y el mástil fue cruz de tus hijos, los míos. El viento borró sus huellas, el mar tragó su suspiro y con su último aliento él dijo: ¡Yazgo en suelo argentino! Violeta Paula Cappella