Apología al heladero
Por Alice de Cappella
Hombre de mano fría y tibio corazón
¡Cuánta gente se acerca a besar tu labor!
Sólo sé que fabricas helados de color
Con sabores de frutas, chocolate y licor
Aquel que toma helados tiene cualquier edad,
desde que es pequeñito, hasta la ancianidad.
Por un helado un niño deja de jugar
y el hombre del cigarro labios frescos tendrá.
Debe ser un buen señor, el que elabora helados
y seguro que tiene amigos bienamados.
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