Rosarinazgos
Por Violeta Paula Cappella
Cuando la noche entra en Rosario,
cuando los últimos destellos del crepúsculo
tiñen de púrpura el río
y el dulce aroma se levanta del agua
invadiendo la ciudad que habito...
Cuando las hierbas de las barrancas
me embriagan con sus agrestes fragancias
y las enredaderas, las campánulas
y las madreselvas enmarañan la rosarina tierra...
Cuando los crudos inviernos de escarchas
blanquean parques y vecinos...
Cuando las hojas del otoñal Independencia
se revelan y esparcen
furiosas sobre Boulevard Oroño
y de las barrancas descienden
hacia la deriva, en el río de azúcar morena y miel...
Y cuando las noches, más largas que el día agrisan el cielo,
la luz y la vida, busco en mis libros, mi fugaz guarida,
un trébol, un verso, un sutil maullido, el amor escondido:
aquel rosarino que incluyó mi vida en su destino.
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